Adictos a la danza, los pusimos a bailar, y después de su actuación privada en el teatro Kursaal de Melilla nos fuimos a la playa, pero eso solo fue el preboda. Si entonces ya saltaban chispas, cuando se dieron el "sí, quiero" ya no podían dejar de sonreír. Nos fuimos a un parque, empezamos el reportaje, terminó la celebración y se fueron de luna de miel. Ya han vuelto, pero estamos seguros de que aún siguen reviviendo los nervios del primer día. Y que así siga!
Felicidades pareja!! Un placer haberos tenido tan de cerca!
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